Introducción
Al igual que ocurre en muchas profesiones, el arquitecto técnico, ahora ingeniero de edificación, tiene una gran variedad de especializaciones diferentes (tasaciones, peritaciones, delineación, dirección de ejecución de obra, etc). El contenido de esta página pretende centrarse en una de ellas: el Jefe de Obra.
Aunque para la realización del ejercicio de jefe de obra no es necesario estar en posesión de ningún titulo específico, el arquitecto técnico (ingeniero de edificación) engloba en su plan de carrera todos los conocimientos necesarios para ejercer esta función de una manera eficiente.
El jefe de obra es un técnico completo que tiene una gran relevancia en la ejecución de una obra, entre otras funciones se encarga de las siguientes:
- Análisis del proyecto y de su viabilidad.
- Planificación y organización de la obra.
- Organización de los trabajos.
- Propuesta de los procedimientos, técnicas y medios idóneos, así como de métodos que mejoren los rendimientos y los resultados.
- Comprobación de mediciones. Certificaciones.
- Control de costes.
- Control de plazos de construcción.
- Tramitación de pedidos (proveedores).
- Coordinación de subcontratistas.
- Control de calidad (redacción, control y seguimiento del plan de calidad)
- Documentación oficial de la obra.
- Control de la seguridad y la salud.
- Seguimiento de las visitas de obra con la dirección facultativa o el promotor. Redacción de las actas.
Dada la gran variedad de trabajos de los que es responsable mueve un volumen muy grande de documentos necesarios para el buen control de cada obra.
Existen programas específicos muy completos para gestionar y realizar las labores de jefe de obra, aunque no existe una herramienta única que las englobe todas. El modo ideal de gestionar los datos sería que todos los técnicos tuviesen un alto grado de conocimiento de estos programas (Presto, Arquímedes) y se trabajase todo sobre ellos (certificaciones, facturas, albaranes, etc.), pero la realidad dista mucho de ser así, porque aunque todos los técnicos usasen todas las funciones de estas herramientas también deberían ternerlo los administrativos y los gerentes para poder sacar la información que necesitasen para cada caso, debería ser una empresa que tuviese bien formado a todo su personal, además de un control exhaustivo de sus recursos y rendimientos. Aún teniendo una empresa completa con buen uso de estas herramientas, dificulta que muchos de los archivos sobre los que se trabajan vienen de diferentes procedencias (estudios de arquitectura, concursos públicos, otras constructoras, etc.) lo que conlleva a que cada uno tenga sus nomenclaturas de capítulos, partidas y descompuestos, cada una con un criterio diferente.
Es por eso que en la práctica se recurre al uso de programas más "cotidianos", como procesadores de texto y hojas de calculo, sobre las que se exporta la información que tenemos en los programas específicos y que todo el mundo sabe utilizar a modo de usuario. Otra ventaja que tiene esto es la flexibilidad que ofrecen estas herramientas para la personalización de cada obra, sabemos que cada obra es un mundo y que cuando se realizan presupuestos, comparativos, certificaciones y demás, aparecen muchos conceptos y problemáticas diferentes que no se pueden reflejar en un programa más específico.
Existen programas específicos muy completos para gestionar y realizar las labores de jefe de obra, aunque no existe una herramienta única que las englobe todas. El modo ideal de gestionar los datos sería que todos los técnicos tuviesen un alto grado de conocimiento de estos programas (Presto, Arquímedes) y se trabajase todo sobre ellos (certificaciones, facturas, albaranes, etc.), pero la realidad dista mucho de ser así, porque aunque todos los técnicos usasen todas las funciones de estas herramientas también deberían ternerlo los administrativos y los gerentes para poder sacar la información que necesitasen para cada caso, debería ser una empresa que tuviese bien formado a todo su personal, además de un control exhaustivo de sus recursos y rendimientos. Aún teniendo una empresa completa con buen uso de estas herramientas, dificulta que muchos de los archivos sobre los que se trabajan vienen de diferentes procedencias (estudios de arquitectura, concursos públicos, otras constructoras, etc.) lo que conlleva a que cada uno tenga sus nomenclaturas de capítulos, partidas y descompuestos, cada una con un criterio diferente.
Es por eso que en la práctica se recurre al uso de programas más "cotidianos", como procesadores de texto y hojas de calculo, sobre las que se exporta la información que tenemos en los programas específicos y que todo el mundo sabe utilizar a modo de usuario. Otra ventaja que tiene esto es la flexibilidad que ofrecen estas herramientas para la personalización de cada obra, sabemos que cada obra es un mundo y que cuando se realizan presupuestos, comparativos, certificaciones y demás, aparecen muchos conceptos y problemáticas diferentes que no se pueden reflejar en un programa más específico.
Debido al uso esta gran variedad de herramientas no hay un estándar en el que poder basarse, y así cada constructora posee sus directrices, e incluso dentro de una misma constructora diferentes técnicos usan diferentes formatos de seguimiento, lo que origina un verdadero caos para un seguimiento por parte del jefe de departamento y directivos de la empresa.
Aquí lo que se pretende reflejar no es un manual de aprendizaje de ninguna herramienta en particular, de los cuales existen infinidad de manuales y tutoriales en la red, sino dejar una pequeña base de formatos y consejos sobre la que poder apoyarse para hacer el seguimiento de una obra (desde formatos para comparativos y balances de obra, hasta consejos para presentar planos a la dirección o promotor). Para que sirva para aquellos técnicos que estén comenzando y no tengan por donde empezar y para aquellos técnicos y empresas que quieran unificar sus formatos o actualizarlos.